Es una mañana fría y he perdido el sueño a temprana hora, mis ojos no quieren volver a cerrarse y siento que mi día debe comenzar sin importar las inclemencias del tiempo. Acostado aun en la cama, estás a mi lado derecho, tan bella como eres en la naturaleza de tu ser, sin maquillaje, tu rostro está limpio, la poca luz solar que entra por la ventana alumbra tu castaño cabello y lo hace ver más claro, tus ojos siguen cerrados, tu sonrisa parcial me dice que disfrutas de tu sueño aun y me alegra verte tranquila y en paz. Te he dejado descansar mientras me visto para ir a las calles, que aun son nuevas para mí todavía, pero les he encontrado un cierto gusto. Nueva casa, nueva ciudad, sentí miedo al principio pero ha quedado atrás junto a mi nostalgia, que estoy seguro volverá cuando sea adecuado pero mientras tanto podemos estar tranquilos tu y yo. Afuera sopla el viento, los árboles sacuden su ligera capa de blanca nieve la cual cae al suelo formando círculos alrededor de los largos troncos. Aparéntemente no muchas personas desean salir de sus casas ahora, una temperatura de tres grados centígrados no es muy agradable para algunos pero al menos me siento bien, mis manos tiemblan un poco y se me dificulta encender mi cigarrillo. Ahora recuerdo tu imagen, tu rostro, tu figura, soy afortunado al saber que cuando vuelva a casa estarás ahí, quizá aun dormida, respirando a un ritmo lento y suave o tal vez te encuentres despierta ya, tomando un café o comiendo una rebanada de pan, no importa lo que hicieras, tu belleza me mantendría ocupado que cualquier otra cosa que pase sería un evento irrelevante para mis ojos que cada día que te ven no pueden creer que tal maravilla se extienda frente a ellos. He llegado a mi destino, la verdad no se donde me encuentro, tengo la seguridad de que estoy en el lugar correcto más ignoro mi paradero, el Sol cada vez ilumina más intensamente y cada rayo solar que choca conmigo y mi entorno están cambiando el escenario donde me encuentro. ¿Qué está pasando? acaso estoy mirando mi antiguo hogar, mi antigua casa, mi pasado, ¿Estoy volviendo en el tiempo? no puedo entender la situación que acontece en mi presencia, niños corren a mi alrededor, gritan y saltan por todos lados, ya no hay más nieve, ni frío, el cielo se ha despejado y el Sol está sobre mi cabeza, reconozco el lugar, a mi madre, mis hermanos, mi familia, mi pasado cobraba vida frente a mis ojos y yo no sabía que hacer. De pronto dos caminos aperecen a mis pies, las imágenes de mi pasado lentamente se recorren hacia el lado izquierdo, mientras que una capa de humo, parecida a una nube aparecía por el lado derecho, era algo densa y no me dejaba ver que había detrás de ella aunque ligeramente se notaba que había algo ahí, la incertidumbre atacó mi mente y quedé bloqueado por un momento, mi visión fue oscureciéndose cada vez más y mi corazón latía más fuerte, parecía brincar fuera de mi pecho pero en un instante de desesperación unos suaves labios se posaron en mi mejilla derecha de pronto sentí que caía libremente hacia no se donde, antes de sentir algún impacto abrí mis ojos, estaba solo en mi recámara, acostado en mi cama individual, apenas amanecía y la temperatura ya era considerablemente alta, el ruido de los automóviles no faltaron y mi mente tan extasiada como confusa no tuvo otra opción más que hacer llorar al hombre que la contiene. Reflexioné sobre lo ocurrido sentado aun en mi cama, no había tal nieve, no existían tales árboles, no había niños corriendo ni caminos trazados, no estabas tú. Era yo otra vez, sólo yo.
No tengo otra opción más que soñarte y afortunadamente pueda recordar que lo hice cuando despierte.