sábado, 21 de mayo de 2011

El caminante

Fui desterrado, humillado, mis lágrimas mojaron el suelo. Tuve que empezar un nuevo camino, totalmente a oscuras, sentí el frío de la soledad pero también su cálido abrazo, pensé en desistir, no buscar más allá, quedarme inerte donde estaba y así me mantuve durante buen tiempo. Comencé  a darme cuenta que soy un caminante, es lo que hago, caminar, conocer, aprender; sin importar el día, el clima, la hora o el estado emocional en el que me pueda encontrar. Sólo me hacía falta ese motivo, que de pronto fui identificándolo aun que era borroso e intermitente y era difícil mantenerlo cerca. No lo pensé más y empecé a caminar, tomé lo necesario en una bolsa y lo colgué en mi espalda, había viento, todo era perfecto. Me encontré en aquel momento andando por un rumbo desconocido, confundido, no sabía que buscar o hacia donde ir, pero recordaba ese borroso motivo, ese que no quería aclararse en mi mente, quizá yo mismo estaba reprimiéndolo, algunos temores invadíeron mi cabeza en ese instante y tuve que parar, me senté en ese áspero suelo que recorría y por varias horas sólo podía ver esos miedos en mi cabeza, me pasé analizando la situación todo el tiempo; pasado, presente y futuro. No sabía si podría continuar, me pareció, por un momento, que quedarme sentado sería la mejor opción. Después de un largo tiempo alcancé a divisar una pequeña luz a lo lejos, de alguna manera llenó mi espíritu lo suficiente para levantarme y seguir, y así fue. Entre más me acercaba a esa luz más miedo me daba, en mi pecho tenía una sensación de preocupación, de intriga y de desesperanza, cuanto más cerca me encontraba eran más mis ganas de regresar y olvidarme de ella, la luz, pero no podía, era casi hipnotizante, como si alguien me tomara de las manos y me condujera hacia ella sin que yo pudiera oponer alguna resistencia, solamente mental. Pero llegué, que maravillosa luz, no era como cualquiera, había visto otras desde que había sido desterrado y ésta me hacía sentir diferente, eran demasiadas emociones, buenas y malas, tanto de alegría como de preocupación, creo que eso fue lo que me llenó al momento, la radicalidad emocional, el cambio extremo de pronto. Claro está que esa luz no era exclusiva para mí, lo que empezó como un rayo delgado de luz se convirtió en un largo camino que dejó de brillar tanto para verlo más real, crudo, tal como es y la verdad es que más me gustó así que decidí entrar en él y solamente andar, caminar, conocerlo a fondo, quería saber hacia donde me podría dirigir. Y es aquí donde me encuentro actualmente, sentado en una piedra, descansando, esperando al Sol para poder continuar, este camino es difícil, tiene muchos obstáculos, algunos los he podido pasar, otros aun tengo que resolverlos, que gran tarea. Espero tener las fuerzas necesarias para poder ver el final. Por ahora cerraré mis ojos, trataré de dormir y soñar con ese horizonte tan hermoso y prometedor, ese horizonte que he visto a lo lejos, muy lejos y que quisiera algún día poder contemprarlo en toda su belleza, tan particular y peculiar como es. Dormir en estos momentos quizá sea lo mejor que pueda hacer.


Permíteme recorrer el sendero de tus piernas, este caminante está buscando nuevas tierras, déjame descansar en las praderas de tu espalda y disfrutar la brisa de tus costas soleadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario